Personajes

Tales de Mileto

Taales de miletoTales de Mileto

Nació y murió en Mileto en la costa egea de Asia Menor, en la costa de la actual Turquía. entre 630 y 545 aC. Conocido desde la antigüedad como el primero y más importante de los siete sabios de Grecia, también llamado «el sabio astrónomo».
Aunque estudió leyes y participó en la política de Mileto en su juventud, su facilidad para el aprendizaje de conceptos matemáticos (se le atribuye el teorema que lleva su nombre) y su conocimiento de los calendarios caldeos y fenicios le sirvieron para aplicar la astronomía a la mejora de la vida cotidiana.

Las lecciones de Thales eran gratuitas y cuando tenía necesidades económicas aplicaba sus conocimientos en meteorología. Cuenta Diógenes Laercio que llegó a prever un año fértil en aceitunas por lo que compró un gran número de prensas. En efecto, la cosecha fue abundante, subarrendó las prensas y ganó una buen cantidad de dinero.

La redondez de la Tierra

Imaginó una Tierra redonda que flotaba sobre una superficie infinita de agua (el elemento primordial, según Tales) y todos los objetos celestes circulaban a su alrededor. Según Aecio, Tales de Mileto fue el primero en decir que la Luna era iluminada por el Sol. Idea que se transmitiría en el mundo antiguo, pero que pocos siglos más tarde se había abandonado por completo

Dividió el cielo en cinco círculos (el ecuador, los dos trópicos, el ártico y el antártico) y el año en 365 días. Midió con bastante exactitud el diámetro aparente del Sol, escribió sobre los equinoccios, ayudó a los marinos a orientarse con la Osa Menor, aclaró la verdadera causa de las fases de la luna y fue el primero de los griegos en predecir eclipses de sol, el del año 585 aC., predicción que le granjeó una gran fama en toda Grecia. Si realmente sucedió así, descubrió el movimiento del sol en declinación y por tanto la trigonometría esférica casi cuatro siglos antes que Hiparco.

No quedan escritos, pero Simplicio le atribuye una astronomía náutica y Diógenes Laercio un libro de solsticios y equinoccios, pero se han perdido, por lo cual no se sabe a ciencia cierta que se produjeran tales predicciones.

También en el terreno de lo legendario, cuentan sus biógrafos que enseñó a los sacerdotes egipcios a medir las pirámides por su sombra por lo que tuvo conocimientos del triángulo equilátero. Aseguran también que su epitafio rezaba: «tan pequeño es su sepulcro aquí en la tierra como grande es la gloria de este príncipe en la región de las estrellas».

En cualquier caso fue el primer científico propiamente dicho con una claridad sorprendente que relegó las maravillas celestes al terreno de la mecánica y las desposeyó del carácter divino que le otorgaban los pueblos antiguos. Aunque sentó las bases de la escuela jónica de astronomía, sus mejores hipótesis cosmológicas se acabaron perdiendo hasta el Renacimiento.

Imagen: Banquete del tirano Periandro y su mujer a los siete sabios de Grecia en Corinto. De pie Tales de Mileto expone sus teorías; tras él, Pítaco, Solón, Esopo, Bías, Anacarsis y Cleóbulo (una de las muchas combinaciones imaginadas de los siete sabios). Ilustrador: P. Ros para «La Ciencia y sus hombres» (Ed. J. Seix, Barcelona, 1879).

Aristarco de Samos

Aristarco

Aristarco nació en Samos – Grecia – en el año 310 a.C. y murió en el 230 a.C. Fue discípulo de Estratón de Lampsacos jefe de la escuela peripatética fundada por Aristóteles. Años después Aristarco sucedería a Teofrasto como jefe de esta institución entre años 288 y 287 a.C.

Fue un hábil geómetra pero es poco lo que se conoce de su vida. Sus hipótesis sobre el universo se han extraído a partir de las referencias hechas por otros autores después de su muerte. Ptolomeo en el Almagesto lo nombra como un concienzudo observador de los solsticios y equinoccios. Parece haber interpretado estas observaciones correctamente, atribuyendo estos fenómenos al movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Dedujo por esto que era necesario que la órbita terrestre estuviera inclinada para explicar los cambios de estación.

Arquímedes, en el Arenario – El contador de Arena – explica que Aristarco publicó un libro basado en ciertas hipótesis y en el que parece que el universo es mucho mayor de lo que se cría. Sus hipótesis son que las estrellas fijas y el Sol permanecen inmóviles, que la tierra gira alrededor del Sol siguiendo la circunferencia de un círculo con el Sol en medio de la órbita, y que la esfera de las estrellas fijas también con el Sol como centro, es tan grande que el circulo en el que supone que la tierra gira guarda la misma proporción a la distancia de las estrellas fijas que el centro de la esfera a su superficie.

Plutarco también hace referencia a Aristarco resumiendo su idea geocéntrica en que el cielo es inmóvil y la Tierra se mueve sobre una órbita inclinada rotando al mismo tiempo sobre su propio eje. En el mismo texto, Plutarco relata que Cleantes (alrededor de 260 a.C. ) denunció a Aristarco por impío, basándose en que desplazó la Tierra del centro del universo.

Aristarco consideraba al Sol como una estrella y probablemente que las estrellas eran soles. De lo que se conoce de los pensamientos de sus sobre el cosmos se puede resumir que fue uno de los primeros en promulgar la teoría Heliocéntrica.

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Comenzó a medir la distancia y comparar los tamaños relativos en la cosmología utilizando la trigonometría. Explicó los movimientos de rotación y traslación terrestres. Dedujo que la orbita de la tierra se encuentra inclinada. Amplio el tamaño del universo conocido – aunque con un gran margen de error ya que calculó que el Sol era 19 veces mas grande que la Luna y se encontraba 19 veces mas lejos, actualmente se sabe que es 400 veces mas grande y esta 400 veces mas lejos.

Aristarco pudo asumir que el Sol era una estrella más de las que se observan en el cielo. Desafortunadamente solo una de las obras de Aristarco nos ha llegado a los tiempos modernos, «Sobre las magnitudes y las distancias del Sol y de la Luna», y aunque la mayoría de sus ideas se conocen a través de terceros ,se puede decir que fue uno de los que se ha presentado más avanzado a su época.

Es probable que de no ser por ausencia de sus escritos y por los ataques que se empezaron a sentir por grupos guiados por las creencias y la fe religiosa, la historia de la cosmología hubiera sido diferente y que Aristarco «El geómetra» tuviera el reconocimiento que se merece.

Claudio Ptolomeo

Ptolomeo

Claudio Ptolomeo, llamado comúnmente en español Ptolomeo o Tolomeo (en griego Κλαύδιος Πτολεμαῖος, Klaudios Ptolemaios) (Tolemaida, Tebaida, c. 100 – Cánope, c. 170), fue un astrónomo, astrólogo, químico, geógrafo y matemático greco-egipcio.
Claudios Ptolemaios fue su nombre en griego. Vivió y trabajó en Egipto (se cree que en la famosa Biblioteca de Alejandría), donde destacó entre los años 127 y 145 d.C. Fue astrólogo y astrónomo, actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas; también geógrafo y matemático. Divulgador de la ciencia astronómica de la Antigüedad, se dedicó a la observación astronómica en Alejandría en época de los emperadores Adriano y Antonino Pío.
Fue autor del tratado astronómico conocido como Almagesto (en griego Hè Megalè Syntaxis, El gran tratado). Se preservó, como todos los tratados griegos clásicos de ciencia, en manuscritos árabes (de ahí su nombre) y sólo está disponible en la traducción en latín de Gerardo de Cremona, realizada en el siglo XII.

Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo fue un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.

La ciencia griega tenía dos posibilidades en su intento de explicar la naturaleza: la explicación realista, que consistiría en expresar de forma rigurosa y racional lo que realmente se da en la naturaleza, y la explicación positivista, que radicaría en expresar de forma racional lo aparente, sin preocuparse de la relación entre lo que se ve y lo que en realidad es. Ptolomeo afirma explícitamente que su sistema no pretende descubrir la realidad, y que es sólo un método de cálculo. Es lógico que adoptara un esquema positivista, pues su teoría geocéntrica se opone flagrantemente a la física aristotélica: por ejemplo, las órbitas de su sistema son excéntricas, en contraposición a las circulares y perfectas de Platón y Aristóteles.

Aunque no perduró ninguna carta de Ptolomeo, en el Renacimiento se reconstruían Mapa Mundi a partir de la Geographia de Ptolomeo. Esta carta es una copia de Johannes de Armsshein, Ulm, en 1482.
El Almagesto contiene un catálogo de estrellas que Ptolomeo tomó de una obra perdida de Hiparco de Nicea. Aunque Ptolomeo afirmó que observó el catálogo, se desprende de múltiples líneas de evidencia el hecho de que el catálogo fue obra de Hiparco. El Almagesto también estableció criterios para predecir eclipses.

tierra_centro tolomeo

Su aportación fundamental fue su modelo del Universo: creía que la Tierra estaba inmóvil y ocupaba el centro del Universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban a su alrededor. A pesar de ello, mediante el modelo del epiciclo-deferente, cuya invención se atribuye a Apolonio, trató de resolver geométricamente los dos grandes problemas del movimiento planetario:
La retrogradación de los planetas y su aumento de brillo mientras retrogradan
La distinta duración de las revoluciones siderales

Sus teorías astronómicas geocéntricas tuvieron gran éxito e influyeron en el pensamiento de astrónomos y matemáticos hasta el siglo XVI
También aplicó el estudio de la astronomía al de la astrología, pues creó los horóscopos. Todas estas teorías y estudios están escritos en su obra Tetrabiblos.

Nicolás Copérnico

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Nicolás Copérnico —en polaco Mikołaj Kopernik, en latín Nicolaus Copernicus— (Toruń, Prusia, Polonia, 19 de febrero de 1473 – Frombork (en alemán Frauenburg), Prusia, Polonia, 24 de mayo de 1543) fue un astrónomo del Renacimiento que formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, concebida en primera instancia por Aristarco de Samos. Su libro De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes) suele ser considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica en la época del Renacimiento. Copérnico pasó cerca de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico del universo. En aquella época resultó difícil que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución.

Copérnico era un polímata: matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, líder militar, diplomático y economista. Junto con sus extensas responsabilidades, la astronomía figuraba como poco más que una distracción. Por su enorme contribución a la astronomía, en 1935 se dio el nombre «Copernicus» a uno de los mayores cráteres lunares, ubicado en el Mare Insularum.1

El modelo heliocéntrico es considerado una de las teorías más importantes en la historia de la ciencia occidental

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Tycho Brahe

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Tycho Brahe (Castillo de Knudstrup, Escania, 14 de diciembre de 1546 – Praga, 24 de octubre de 1601) fue un astrónomo danés, considerado el más grande observador del cielo en el período anterior a la invención del telescopio. Su nombre original, Tyge Ottesen Brahe.

Hizo que se construyera Uraniborg, un palacio que se convertiría en el primer instituto de investigación astronómica. Los instrumentos diseñados por Brahe le permitieron medir las posiciones de las estrellas y los planetas con una precisión muy superior a la de la época. Atraído por la fama de Brahe, Johannes Kepler aceptó una invitación que le hizo para trabajar junto a él en Praga. Tycho pensaba que el progreso en astronomía no podía conseguirse por la observación ocasional e investigaciones puntuales sino que se necesitaban medidas sistemáticas, noche tras noche, utilizando los instrumentos más precisos posibles.

Tras la muerte de Brahe las medidas sobre la posición de los planetas pasaron a posesión de Kepler, y las medidas del movimiento de Marte, en particular de su movimiento retrógrado, fueron esenciales para que pudiera formular las tres leyes que rigen el movimiento de los planetas. Posteriormente, estas leyes sirvieron de base a la ley de la gravitación universal de Newton.

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